Esta vez dedicada al cementerio del Père-Lachaise, el más grande de los cuatro camposantos que existen en la ciudad (junto con los de Montmartre, Montparnasse y Passy).
Si propusiéramos a cualquier visitante hacer una lista con los cinco o incluso diez lugares más destacados de Paris dudo que este lugar estuviera en la mayoría de las propuestas. Tal es el innumerable atractivo de la ciudad.
Y sin embargo, la paz de este sitio, su elegancia y la belleza melancólica que transmite, es el contrapunto ideal al ajetreado tráfico y la actividad frenética de la capital francesa. Así que merece la pena disfrutarlo al menos durante un par de horas (sobre todo si, como es nuestro caso, nos pilla justo en frente del piso donde nos alojamos, gentileza de la familia Garate-Valade)
Si a eso le añadimos el imán que supone para mucha gente poder descubrir y mostrar sus respetos a algunos de los cientos de celebridades cuyos restos reposan aquí, el interés se multiplica hasta atraer a unos dos millones de visitantes al año.
Más de 70.000 tumbas y 5.300 árboles ocupan el enorme recinto de unas 44 hectáreas, que hace también las veces de parque para los parisinos. Para aquellos que quieran descubrir la localización exacta de alguno de sus destacados vecinos incluso se vende un mapa a la entrada donde están señaladas la situación exacta de las tumbas. Incluso se ven excursiones guiadas para conocer con detalle vida y andanzas de sus moradores.
Tumbas de Frederic Chopin y Honoré de Balzac
El vecindario cuenta con una amplia representación de ilustres novelistas, compositores, filósofos, músicos, pintores,....A cada pocos pasos nos sorprende impreso en piedra o marmol alguno de esos nombres que forman parte del "canon occidental".
Gigantes como Balzac, Chopin o Moliere,... reyes y reinas de la farándula como Édith Piaf, Isidora Duncan o Yves Montand,..... divas como Maria Callas,... o iconos lisérgicos de la contracultura como el poeta-cantante-actor Jim Morrison, cuya discreta tumba se ha convertido en destino de culto para hippies recalcitrantes y grupies trasnochadas. El arbol que da sombra al vocalista de los Doors es testigo mudo del interés que aún despierta el personaje.
Tumba de Jim Morrison
Por otra parte, y dejando a un lado el aspecto morboso y fetichista que también congrega el lugar, para un fotógrafo como yo, que suele tener entre sus motivos aquellos que aún están vivitos y coleando, el cementerio del Père-Lachaise es un reto y un manantial inagotable de nuevas oportunidades.
Una pequeña ciudad gótica donde jugar con las sombras y las texturas, donde buscar composiciones atrevidas y perspectivas improbables para romper con esa terca y omnipresente tiranía de las lineas verticales y horizontales que aqui impera.
Podeis ver las imágenes a mayor tamaño haciendo click con el ratón sobre ellas.
1 comentario:
fijate che, que llevo años viviendo en el barrio y no me había parado yo a contemplar tanta belleza alrededor mío, será que me dejo llevar por la velocidad de la ciudad....y no presto atención a la "lenteur" de los vecinos...
Publicar un comentario