

Allí, en La Barranca, las nubes ocupaban las laderas del valle desde alturas bajas, y enseguida nuestros pasos se han visto envueltos por la niebla. También una lluvia fina pero constante nos ha acompañado en nuestro ascenso. Finalmente, tras llegar empapados al Santuario de San Miguel in Excelsis y hacer una parada para secarnos al fuego y tomar una bebida caliente hemos decidido bajar de nuevo por el mismo camino y dejar para un día con mejor meteorología la ruta completa.
De todas formas durante el descenso, entre el bosque y los prados de montaña he aprovechado para hacer algunas fotos. Nuestros únicos acompañantes han sido los rebaños de ovejas lachas. Aparecían dispersas entre la niebla con la lana empapada, y nos miraban curiosas como sin entender donde iban esos humanos con la que estaba cayendo.
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